Luchadoras por la vida en Cajamarca, la inconquistable
Ubicación geográfica
Breve historia del conflicto
La exploración minera en Cajamarca inició en el año 1999, pero fue solo hasta 2007 que se hizo pública la presencia de la empresa Anglo Gold Ashanti (AGA) en Colombia, específicamente con el proyecto de minería aurífera La Colosa. En los siguientes años, la población conoció que el 100 % del municipio tenía títulos mineros, así que hubo una organización para evitar que se socializara el proyecto.
Desde el año 2007 se empiezan a articular varias organizaciones del municipio con apoyo de algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) para difundir información acerca del proyecto, las implicaciones de este en el municipio y en la región, y de esta manera fortalecer la articulación y las acciones para llevar a cabo.
En este camino se llega al 2017, un año muy importante tanto para Cajamarca como para todo el país por la consulta popular que se llevó a cabo, donde el 97 % de las y los votantes rechazaron proyectos y actividades mineras en el municipio. Acto seguido se emite un acuerdo municipal para hacer efectivos los resultados de la consulta. Como consecuencia de esto, en el año 2018 la autoridad ambiental regional, Cortolima, emite una resolución para empezar un estudio a fin de cancelar todos los trámites para los permisos de exploración y explotación minera. Después de esto, la AGA ha llevado a cabo acciones jurídicas para frenar el efecto de la consulta: en 2019, la empresa demanda ante el Tribunal Administrativo del Tolima el acuerdo municipal y la delimitación de páramos; en el año 2020 demanda la resolución que busca cancelar los permisos necesarios para las actividades mineras.
A pesar de estos intentos de la empresa por eliminar los efectos de la consulta popular, desde las organizaciones sociales se continúa año a año la conmemoración de la consulta y se han emprendido acciones para fortalecer las propuestas campesinas, agrícolas y de gestión comunitaria del agua en el municipio.
Territorio Cuerpo
Si bien este proyecto está detenido y no ha habido aún extracción de oro, se evidencian efectos en la salud emocional de las mujeres por lo que ha implicado esta iniciativa minera. Se refieren numerosos cuadros de depresión, estrés y tensión por lo que pueda pasar en el territorio y lo que puede o no quedar para las generaciones futuras.
Sumado a lo anterior, ha habido una fuerte campaña de estigmatización en medios locales y nacionales, en una ocasión se tildó a quienes impulsan procesos de participación ambiental como “yihadistas ambientales” y se los relaciona con guerrillas, lo que en Colombia implica un riesgo para la integridad y la vida misma de personas defensoras.
Con la llegada de gran cantidad de hombres al territorio por su trabajo en actividades de exploración minera, se ha generado una sensación de miedo y de riesgo para las mujeres del municipio por posibles agresiones físicas y sexuales. Lo anterior se suma a una intensificación de las labores de cuidados por la migración a las ciudades o en relación con el trabajo en la minera.
Muchos hombres del campo se fueron a trabajar a la empresa, y las mujeres campesinas quedan a cargo de lo económico y productivo en las zonas rurales.
(Camila Méndez, Alianza de mujeres campesinas de Cajamarca y Anaime, 2021)
Territorio Tierra
Las transformaciones en el territorio causadas por la exploración minera incluyen la migración al casco urbano, donde el trabajo para las mujeres es mucho más difícil y precarizado, por lo mismo, se habla de una baja en la producción agrícola del municipio.
También se da cuenta de una tendencia al despojo a través del incremento de los precios de la tierra, lo que implicó un impacto específico para las mujeres quienes, al no contar en muchos casos con la propiedad de la tierra, no fueron tenidas en cuenta para decisiones como la venta de los predios y tuvieron que desplazarse de sus territorios, aun cuando su vínculo con estos era muy fuerte.
En términos de contaminación se evidencia una afectación en los acuíferos en algunas zonas, por el uso de químicos utilizados para la extracción minera; en algunos de estos casos la empresa fue sancionada por llevar a cabo actividades no autorizadas.
Finalmente, con la llegada de la empresa se impulsó el uso de agrotóxicos en la producción agrícola y la implementación de monocultivos, transformando así tradiciones culturales respecto a la siembra, las semillas y los insumos usados históricamente.
Territorio Organizativo
Los conflictos que surgieron con la llegada de la empresa se relacionan, en primer lugar, con discusiones al interior de las familias por el apoyo o no al proyecto minero.
La mayoría de las mujeres estaban en contra del proyecto y en cambio los hombres estaban a favor, esto fue motivo de discusiones en las familias […] Una preocupación específica de las mujeres era alrededor del agua y de su importancia para las labores del hogar, del cuidado.
(Camila Méndez, Alianza de mujeres campesinas de Cajamarca y Anaime, 2021)
En segundo lugar, se refieren a las organizaciones sociales que han sido pilares de la lucha contra el proyecto minero, se relatan estrategias de apoyo a organizaciones de mujeres por parte de la empresa para resaltar su “trabajo con lideresas”. En paralelo, se tilda a las mujeres defensoras de mentirosas, drogadictas, todo esto haciendo referencia a la estética; también hubo una campaña de desprestigio contra algunas de ellas a través de redes sociales con fotografías que buscaban deslegitimar su labor.
Adicionalmente, las organizaciones se vieron fuertemente golpeadas por los asesinatos de los campesinos Pedro Cesar (2013), Camilo Pinto (2013) y Daniel Sánchez (2014) desaparecido y posteriormente encontrado sin vida, presentado como suicidio. Si bien no hay una relación legal de las muertes con el proyecto minero, estas personas eran opositoras activas al extractivismo y estos hechos ocurren durante los años 2013-2014, cuando hubo situaciones más fuertes de criminalización, con detenciones arbitrarias, requisas, golpes e insultos por parte de las autoridades locales.