¿Cómo hacemos para poner al común una ética de los cuidados en nuestros espacios? ¿Qué hacer cuando el agresor es compañero de lucha de nuestra misma organización?
Politizar los cuidados colectivos sigue siendo aún un espacio en disputa que exige poner la subjetividad y lo interpersonal en el centro de las reflexiones y las intervenciones en las organizaciones.
Entendemos la politización del cuidado como un ejercicio de acompañamiento y justicia feminista, desde este posicionamiento estamos explorando formas sororas de acompañarnos ante casos de violencia al interior de nuestros colectivos. Creer en el relato de nuestras compañeras es el primer horizonte de reparación.
En este espacio abordaremos varias temáticas: la compleja gestión de las denuncias en los espacios organizativos y su incidencia en la revictimización de quien ha padecido la agresión; el rol del agresor y posibles hilos de acompañamiento organizativo desde la perspectiva de cuidados colectivos.